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EL CAMBIO CLIMÁTICO AFECTA FUERTEMENTE A LA ARGENTINA – LAS RECIENTES INUNDACIONES LO DEMUESTRA

Mayo 2013

Eduardo Yarke

Entre el 1º y el 12 de abril de 2013  una serie de tormentas de gran intensidad afectaron primero a la ciudad de Buenos Aires y alrededores, mas tarde a la ciudad de La Plata y alrededores y finalmente al todo el Litoral  y la Provincia de Santa Fé. El saldo provisional de víctimas fatales inmediatas se sitúa por encima de las 60 con una importante proporción entre ellas de ancianas que murieron ahogadas en sus propias casas. Las pérdidas materiales fueron cuantiosas entre viviendas, automotores, equipamiento, infraestructura, etc.

Lo sorpresivo del fenómeno y su magnitud, con su secuela de decenas de miles de afectados, provocó un estado de shock en la población que perdurará un tiempo prolongado. Como es esperable en estos casos, las reacciones son diversas y cubren una amplia gama que abarca desde muestras admirables de entrega y solidaridad hasta deleznables acciones especulativas o de aprovechamiento personal. También, como es esperable, se buscan responsables y numerosos artículos y comentarios tratan de explicar lo sucedido y proponer acciones futuras. A este último grupo nos sumamos con esta nota.


Lo sucedido a nivel climático

Según información del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) la media mensual para todo el mes de abril en la Ciudad de Buenos Aires (período 1961-1990) era de 97mm – Entre las 6 hs. y las 12 hs. del 2 de abril llovieron  138mm y siguió lloviendo. Para el caso de la Ciudad de La Plata la media para todo el mes de abril era de 74mm (para el mismo período anterior). Entre las 18 hs y las 24 hs del día 3 de abril llovieron 125mm y también siguió lloviendo. Ambos casos constituyen eventos extremos y ocupan el primer lugar en importancia en relación con el período indicado. Es de señalar que los pluviómetros de la Universidad Nacional de La Plata registraron valores que hasta triplican los registrados por el SMN.  En tormentas de este tipo sucede con frecuencia que las precipitaciones pueden variar en intensidad de forma considerable entre puntos cercanos.

El Litoral y dentro de esta Región la Ciudad de Santa Fe (entre muchas otras) también estuvieron bajo los efectos de fuertes tormentas. El caso de Santa Fé era particularmente preocupante debido a que esta ciudad había sufrido en abril del 2003 una inundación severa que cubrió al menos el 30% del área urbana y produjo 23 víctimas fatales en el primer momento (mas otras 43 posteriores) y numerosísimos daños. En esta oportunidad llovieron 93mm en un día (entre las 9hs. del día 10 de abril y la misma hora del día 11) cuando la media para todo el mes de abril es de 91mm. Fue un evento importante pero no el de mayor gravedad histórica. Hubo inundaciones de calles y viviendas, cortes de luz, suspensión de clases pero no tuvieron la gravedad de lo sucedido en el 2003. No se denunciaron víctimas fatales. Santa Fé es una ciudad en alto riesgo frente a eventos de magnitud debido a su proximidad con el Río Salado. Las obras de protección existentes demostraron no ser suficientes en esta oportunidad.



Frente a estos hechos cabe preguntarse: ¿VOLVERÁN A SUCEDER? – NO HAY DUDAS DE QUE SI.  Estamos atravesando un proceso de cambio climático y cualquier lugar dentro de la Pampa Húmeda, la Mesopotamia, el Litoral o el Noreste, ya sean áreas rurales, pequeñas o grandes ciudades pueden sufrir eventos extremos representados por fuertes tormentas, vientos violentos y copiosas precipitaciones. Mayor aún: a medida de que el cambio climático se acentúe, la intensidad y frecuencia de estos fenómenos se incentivará.

¿Tenemos información suficiente de estos sucesos? – No en detalle, pero sí con la suficiente precisión como para planificar las acciones sobre el territorio. El mismo SMN establece la siguiente predicción:

.  “De acuerdo a la combinación de los 14 modelos Globales utilizados en el informe del IPCC el escenario para Argentina en la década 2020/2029 sería:

Precipitación: aumento del orden de 2% a 8% en el centro y en el este de Argentina, y una disminución del orden de 2% a 12% en la región del Noroeste Argentino, en todo el borde occidental del territorio nacional y en la Patagonia, excepto en el sur de Santa Cruz y en Tierra del Fuego donde no se esperan mayores cambios.

Temperatura: aumento en todo el país, entre 0.7ºC y 1.2ºC por encima de los valores normales, siendo máximo en el noroeste argentino. Dentro del año, los mínimos cambios se esperarían en el verano y los máximos en el invierno.

El Centro de Investigaciones del Mar y de la Atmósfera (CIMA) de Argentina ha desarrollado un modelo de simulación del clima de escala regional, denominado MM5 y con él se han obtenido probables escenarios climáticos para la década 2020-2029, con relación a los valores normales del período 1961-1990.

La Temperatura Media aumenta a lo largo de todo el año.

Menores aumentos son proyectados para el verano y el otoño  (2,5º C – 3,5 º C )

Mayores aumentos para invierno y primavera (2,5 ºC – 5,0 ºC) 

Los cambios en la Precipitación varían sustancialmente de estación a estación y a lo largo del territorio.

Los aumentos estacionales en Argentina se proyectan para  verano y otoño (en la pampa húmeda alcanzarian a 180 mm para  cada estación).

A nivel mensual los mayores cambios se proyectan para  Febrero, Marzo, Abril, Noviembre y Diciembre.”

Esta es información oficial disponible en el sitio del SMN (www.smn.gov.ar) que nadie diga que no está avisado.


Adaptación y Mitigación


El cambio climático obliga a establecer políticas públicas tendientes hacia la mitigación (preventivas) y de adaptación (asistenciales) para sus efectos una vez producidos los eventos dañinos. (Nota: En esta clasificación originaria tiene mucha influencia el enfoque que confiere a las emisiones de gases de efecto invernadero el carácter de principales causantes del cambio climático. Este enfoque no es unánime y el autor sostiene que en nuestra Región el énfasis debería estar puesto en la deforestación como causa principal del cambio climático. De allí el tipo de recomendaciones que se hacen)

La mitigación  en zonas inundables implica modificaciones en la cotidianidad de las personas y en las actividades económicas, en el tipo de las obras de infraestructura y en la planificación urbana y territorial a fin de reducir o hacer menos severos los efectos de las inundaciones.

Hay muchas medidas que podrían tomarse. Algunas de ellas serían: 

  • Re-analizar las políticas energéticas a largo plazo, intensificando el desarrollo de sistemas energéticos que permanezcan fuera del alcance de la inundación.
  • Reducir la deforestación e incrementar las áreas forestadas (con preeminencia de especies autóctonas)
  • Reducir las densidades urbanas aumentando las áreas verdes (absorbentes) y des-entubar los cauces de arroyos y ríos para que vuelvan a correr a cielo abierto.
  • Encarar una planificación territorial global abarcando todo el país, región por región y coordinada con los países vecinos tendiente a definir múltiples programas sectoriales con propuestas puntuales, permanentemente revisados y actualizados con participación popular.

La adaptación implica hacer frente a los efectos adversos del cambio climático.

Las medidas de adaptación son el núcleo clave de las políticas futuras en materia de cambio climático, ya que permite atender directamente los impactos locales sobre los sectores más desprotegidos de la sociedad.

Deben de establecerse planes de contingencia con participación ciudadana y un fuerte componente educativo con suficientes acciones de ensayo y simulación  de manera que cada miembro de una zona que podría ser afectada por las inundaciones sepa que hacer y a dónde dirigirse si éstas se producen.

Vale la pena recordar que, según el Banco Mundial, Argentina está entre los 14 países que pueden sufrir mayores daños por aumento en las precipitaciones debidas al cambio climático.


Opiniones y Propuestas

En los días posteriores a las tormentas se han escuchado varias y diferentes opiniones en relación con los eventos vividos. Haciendo un extracto de algunas de ellas mostramos las siguientes:

El área metropolitana ha sido desde siempre una zona caracterizada por fenómenos climáticos moderados. De allí su nombre de Buenos Aires. Pero esta denominación está perdiendo entidad. El cambio climático llegó para quedarse.

Los vientos de hasta 200 km/hora del temporal que arrasó la Provincia de Buenos Aires desde Junín hasta Chascomús en una franja de 100 km de ancho previos a la semana santa de 2012 o los 400 mm de agua caídos en pocas horas en la zona de La Plata en los días posteriores a la semana santa de 2013 no registran antecedentes” – ACES –Asociación Civil – “Energía Sustentable”

“Se le dice a la gente que la ciudad (Buenos Aires) se inunda porque faltan obras, pero cuando se terminen las obras hidráulicas previstas, la ciudad va a estar más endeudada y se va a seguir inundando.” El vaticinio, formulado por la arquitecta Eva Lilian Rodríguez, fue compartido por un grupo de profesionales que ayer, en la Legislatura porteña, cuestionaron el sistema de entubamiento de arroyos en la Ciudad de Buenos Aires y la construcción de canales aliviadores como única solución al problema de las inundaciones. Para los profesionales, uno de los factores que contribuyen a las inundaciones es el intensivo uso del terreno, favorecido en los últimos años por la especulación inmobiliaria. “"Por eso es necesario, además, modificar el Código de Planeamiento Urbano, que está hecho en función del negocio inmobiliario y no de los intereses sociales””, advirtió el Arqt. Mauricio Contreras.
En el encuentro, la arquitecta Rodríguez deslizó la idea de volver atrás con los entubamientos de los arroyos para que vuelvan a circular a cielo abierto, y puso como ejemplo lo ocurrido en Seúl, la capital de Corea del Sur, donde las autoridades llegaron a levantar una autopista que circulaba sobre el arroyo Cheonggyecheon y lo dejaron a cielo abierto para resolver el problema de recurrentes inundaciones”. El arroyo se convirtió en un importante centro recreativo de la ciudad. Su construcción demandó menos de la tercera parte de lo que había demandado el entubamiento”.
Página/12 – 18 de abril de 2013 -  Nota de Eduardo Videla titulada: “Si desbordan que sea a cielo abierto”


Arroyo desentuba en Seúl Corea del Sur

“La recurrencia del fenómeno de inundación no se debe sólo a causas naturales, sino también a factores antrópicos, entre los factores naturales más relevantes se destacan: el régimen de precipitaciones, topografía del terreno plana, de muy bajo gradiente de pendiente y suelos hidromorfos de muy baja permeabilidad. Entre los factores antrópicos, pueden citarse: la pérdida en la capacidad de captar y almacenar agua de lluvia de los suelos por deterioro físico, el diseño de una red vial que condiciona la acumulación y movimiento del agua en superficie y la construcción de canales de manera anárquica, sin un criterio integral sobre el funcionamiento hidrológico regional.

Las inundaciones en el gran La Plata se originan sobretodo por causas climáticas y edáficas. Sin embargo, los análisis realizados de la Evolución de la infraestructura de circulación y de la Ubicación de Obras de ingeniería hidráulica, así como de la Evolución de la mancha urbana y el desarrollo de Usos del suelo que modifican el drenaje, permiten afirmar que las causas de las inundaciones en el área en estudio, son intensamente agudizadas por factores antrópicos. Sería deseable que se preste la debida atención a este fenómeno para evitar consecuencias no deseadas.”  
Andrade, M. I.; Lucioni, N. C.; Iezzi, L. E., Factores de riesgo hídrico en el Gran La Plata, Argentina. IX JORNADAS NACIONALES DE GEOGRAFIA FISICA BAHIA BLANCA, 19 al 21 de abril de 2012 14-24 pp ISBN 978-987-1648-32-0

“Aunque las causas de lo ocurrido responden a la convergencia de múltiples factores, Habitar Argentina considera indispensable señalar la especial implicancia que ha tenido la forma en que nuestras ciudades ocupan el territorio. La localización y calidad de los barrios y de las viviendas, las penurias que implica el acceso al suelo y a una vivienda digna -especialmente para los sectores populares- tuvieron un rol determinante en el desastre.
Catástrofes como esta suceden por la concurrencia de eventos climáticos y  efectos de la actividad humana, de allí surge la noción de catástrofe socio-ambiental. La responsabilidad humana, frente a hechos así, es palmaria. Asimismo, aunque estos afecten en diversa escala a la sociedad en su conjunto, quienes suelen sufrir las peores consecuencias son los grupos en situación de vulnerabilidad social. En virtud de ello, los diferentes niveles del Estado deben comprometerse a explorar propuestas que construyan condiciones que permitan mejorar paulatinamente el hábitat, con especial atención a los sectores más pobres”
Habitar Argentina: “Una catástrofe socioambiental, recomendaciones urgentes”



“El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es una gigantesca urbanización construida sin herramientas de planificación a su escala, cuyas obras de infraestructura de saneamiento más importantes han sido heredadas de finales del siglo XIX y mediados del siglo XX, y no han recibido aportes significativos en los últimos años, salvo unos pocos trabajos como los realizados para ampliar el entubamiento del arroyo Maldonado que tomó cuatro gestiones sucesivas del Gobierno de la Ciudad.
Esta obsolescencia fue acompañada por el crecimiento y la densificación urbana, con pérdida de superficie absorbente, ascenso de las napas freáticas y rebalse de los entubamientos, que se han demostrado insuficientes y transportan además aguas con altos índices de polución, contaminando las costas y playas naturales del Río de la Plata.
Frente a un Estado por lo menos ausente, se han loteado, pavimentado y construido territorios inundables de la cuenca, y los más pobres han ocupado con viviendas precarias las orillas y cauces de los arroyos que no han alcanzado todavía su saneamiento y mejoría.
Esta crisis ha manifestado también, la falta de comunicación a la comunidad de planes de contingencia, dejando a la población desorientada, tratando de salvar sus cosas de maneras muchas veces riesgosas para ellas mismas.
Un conjunto urbano comprendido por la Ciudad de Buenos Aires  y sus extensiones tentaculares que han anexado sin pausa nuevos territorios, configuran su Área Metropolitana. Con la incorporación reciente de la subregión La Plata, ha alcanzado una extensión superior a los 110 km sobre la costa del río, espacio donde se asienta un tercio de la población nacional. Territorio en expansión nunca coordinado por una autoridad nacional que de por objeto una coherente solución a un problema que no reconoce limites administrativos.
La organización del territorio urbano y regional plantea la imperiosa necesidad de creación de un Ente interjurisdiccional, que lleve adelante el trato cuidadoso de los cambios, los que deben evaluarse con la mirada profunda de las ciencias ambientales, decisivas para la preservación del medio ambiente urbano. Es imperioso reemplazar la improvisación por la planificación si deseamos obtener resultados duraderos para la mejora de la vida en nuestras ciudades”.
Sociedad Central de Arquitectos - SCA – Gacetilla de Prensa Nº 18- 14 de abril de 2013-

“Es tiempo de recordar que los desastres naturales no existen. Un desastre es la expresión social de un fenómeno natural. Y los desastres no comienzan en el momento en que los vemos, sino que son objeto de una lenta construcción social. Podemos situar el comienzo en 1886, cuando el intendente Antonio Crespo autoriza los primeros loteos de terrenos bajos, una de las operaciones más irresponsables de la historia de la ciudad de Buenos Aires. Se inicia la urbanización de los bajos inundables, terrenos cuya ocupación había estado prohibida primero por las Leyes de Indias y después por el sentido común. Lo demás fue simple imitación. Pronto otros permitirían urbanizar los valles de inundación del Vega, el Medrano, el Cildáñez, el Riachuelo. Operación extremadamente irracional: primero se mete a la gente dentro del río y después se buscará cómo sacar el río de allí, mediante obras públicas costosas y de resultados inciertos.
Aceptar de una vez que las obras definitivas no existen, que en el mejor de los casos sólo podrán atenuar las crecidas y mejorar las situaciones, pero es probable que los problemas subsistan, aunque sea en menor medida. Las obras se expanden, pero las lluvias también lo hacen. El cambio climático significa que cada vez llueve con mayor intensidad y se requerirá ampliar continuamente la capacidad de conducción de los arroyos.
Verlo de otra manera nos sirve para empezar a adaptar la ciudad a su realidad inundable. No se construye igual en sitios que se inundan que en otros que van a estar siempre secos. Hay que cambiar los códigos de edificación y de planeamiento urbano para adaptarlos a esa realidad. La primera y más urgente medida es definir con claridad las zonas con riesgo de inundación y comenzar a actuar en ellas. Mientras ese riesgo exista, no puede haber en ellas garajes subterráneos. Lo mismo con la electricidad. No tiene sentido seguir discutiendo cada vez si hay o no cortes preventivos en las zonas de riesgo. Es decir, si dejamos a la gente a oscuras o si corremos el riesgo de que alguien muera electrocutado. En muchas zonas necesitamos tener luces de emergencia y elevar las cajas de la luz para que queden a cubierto del agua.
Pero además: ¿tiene sentido volver a cruzar calles con cuerdas y botes? ¿No será el momento de empezar a construir puentes peatonales? Después, las obras tal vez ayuden a que se usen una vez cada dos años en vez de usarlos dos veces en una semana. En síntesis, necesitamos respuestas imaginativas que partan de aceptar que, por ahora, tenemos que convivir con la inundación.”
Por Antonio Elio Brailovsky | Para LA NACION

Como demuestra esta breve recopilación de extractos con opiniones y enfoques, no hay divergencias en los diagnósticos ni en las propuestas. Solo que los funcionarios encargados de solucionar estos temas no se enteran ni quieren enterarse. Nadie les dice la verdad a la población, prefieren la falsa promesa de la obra salvadora que después se verifica no salva nada o muy poco. Mientras tanto el problema seguirá cada vez con mayor gravedad. ¿Hasta cuándo?

    
20 de abril de 2013

 
 

 


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