En cuanto al proyecto de la vivienda, se ha dispuesto un volumen alargado con un frente orientado hacia el Norte (acimut 192º) sobre el cual se alinean los ambientes principales y un contrafrente al Sur en donde se organizan los ambientes secundarios y de servicio. El conjunto es un volumen compacto con un factor de forma de 1,92m2 de envolvente por cada m2 de superficie de piso.
La vivienda aplica estrategias de arquitectura sustentable, utilizando:
- técnicas de conservación de energía en techos, muros, fundaciones y aberturas
- fuentes renovables de energía en un porcentaje elevado.
- materiales que tienen una relación baja del costo energético/vida útil.
En techos, se incorporó poliestireno expandido de 20 kg/m3 de densidad (espesor 7 cm), con una barrera de vapor por el lado inferior y sobre material de MDF que actúa como cielorraso. Este aislamiento se protege con un hormigón alivianado (3 cm de espesor) y luego se coloca la chapa de 1.15 mm de espesor, para resistir el granizo frecuente.
Para los muros, se han diseñado tres tipos diferentes, y en cada uno de ellos, la conservación de energía se logra de tres modos diferentes.
En muros de ladrillo, se incorporan 5 cm de poliestireno expandido de 13 kg/m3 de densidad, entre alfajías de álamo (madera típica de la región), metal desplegado de 750 gr/m², como soporte del revoque de hormigón (espesor 3 cm) y sobre él se adhiere lajas de piedra negra o rosa de San Rafael dependiendo del lugar de ubicación del muro.
En tabiques de hormigón armado visto, la aislación térmica colocada es de alta densidad para que soporte la presión producida al llenar con el hormigón y hasta que el mismo termine de fraguar. El poliestireno expandido queda atrapado entre dos tabiques de hormigón visto, cada uno con su estructura propia. La dificultad que tiene este tipo de muros, es que se debe colocar al final, un encadenamiento que una la estructura de un tabique de un lado con el otro. Vigas de fundación, columnas y vigas de dintel, generan un puente térmico inevitable por la necesidad de interrumpir el material de aislación térmica debido a la necesidad estructural ocasionada por estar San Rafael en zona sísmica.
En el tabique superior de la fachada Norte, se incorpora la aislación térmica colocando alfajías de madera amarradas a la estructura metálica del tabique. Entre estas, se coloca el material aislante térmico. Posteriormente se revoca con hormigón (3 cm de espesor) y se adhiere con pegamento la piedra tipo laja de 2 cm de espesor que le da la terminación.
Se ha proyectado ventanas con una orientación levemente desplazada del norte (acimut 192°), lo que permite contar con una ganancia directa de energía solar que incide dentro de los espacios en invierno, acumulándose en los elementos macizos (muros de ladrillo y tabiques de hormigón) para luego entregar esta energía al espacio interior durante las horas en que no brilla el sol. Estas ventanas tienen doble vidriado con cámara con sellado hermética (DVH)
La estrategia utilizada para el enfriamiento en los meses de verano, consiste en utilizar la masa térmica en combinación con ventilación nocturna, aprovechando la fuerte amplitud térmica exterior.
Para la construcción de la vivienda se han utilizado materiales tradicionales de la región: ladrillón, estructura de hormigón armado, techos de chapa, cielorrasos de madera MDF, carpinterías de aluminio, vidrio y pisos de madera (aunque inicialmente fueron proyectados en piedra, luego a pedido del propietario por preferencia, se cambiaron a madera). Los mismos constituyen materiales de bajísima relación costo energético/vida útil.
Considerando la energía embebida para la producción y puesta en obra de los materiales elegidos, así como las diferentes vidas útiles estimadas (200 años para hormigones, ladrillones y piedras, 100 años para estructuras metálicas, pisos y revestimientos de madera, 50 años para las carpinterías de aluminio y 30 años para los aislantes térmicos) se obtiene un valor anual promedio de energía consumida para la construcción de 4,3 kwh/año.m2 Este valor es consecuencia de las prolongadas vidas útiles consideradas, dado que el clima con baja humedad absoluta posibilita larga duración para los materiales naturales, tal como la experiencia cotidiana lo muestra.
La energía estimada para el funcionamiento de la vivienda es de 45,5 kwh/m2.año. Respecto de esto se han hecho algunas mediciones de temperaturas en el otoño de 2006, con la vivienda ocupada hacia poco tempo, que determinaron amplitudes térmicas externas del orden de los 15 a 18ºC y amplitudes interiores de 2 a 3 ºC y, en este caso, siempre manteniéndose en la zona de confort que define Givoni (entre 21 y 27ºC) lo que demuestra un buen funcionamiento térmico de la vivienda y genera la expectativa que este buen resultado se extienda a todo el año.
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