En esta época de búsqueda y definición respecto de aquello que, como idea o principio, pueda contribuir efectivamente a la sustentabilidad de los edificios y espacios urbanos, es útil echar una mirada sobre las llamadas arquitecturas espontáneas o vernáculas, para comprender y asimilar que técnicas podemos aprender de ellas como ejemplo de adaptación a un ambiente y a un clima determinado.
Cuando un pueblo se establece en un lugar y permanece durante mucho tiempo allí, aprende a conocer en profundidad ese ambiente y ese clima y a alcanzar los mejores resultados para su producción y su nivel de vida.
El método utilizado por estas comunidades es el de prueba y error, apoyados en la intuición y la experiencia, y los logros se transmiten de generación en generación por tradición oral y el trabajo en común.
Todo logro tiene un principio que la ciencia actual está en condiciones de explicar y reproducir, de manera que podemos en la actualidad rescatar estos principios y aplicarlos sin atarnos a formas o estilos. No se trata de imitar sino de comprender.
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