Eduardo Yarke
En el siglo XVI, en el sur del continente americano, la agricultura y las poblaciones nativas establecidas en pequeños núcleos urbanos terminaban allí hasta donde había llegado la influencia de las civilizaciones y culturas andinas. Más allá, hacia el este o hacia el sur, en los inmensos territorios de selvas, montes o llanuras, habitaban pueblos indígenas semi-errantes dedicados a la recolección, a la caza o a la pesca, y que disponían de abundantes recursos naturales que se multiplicaban sin problemas dadas las favorables condiciones de los ambientes.